(22 de Septiembre)
El segundo día de otoño se me presenta de lo más veraniego.
En la playa todo se ve diferente, y los pensamientos, como no podían ser menos, se acumulan.
Las gaviotas parecen no haberse dado cuenta de la fecha y siguen incansables, dando caza a peces y demás "suculentos" bocados.
Las personas pasean por la playa, casi desierta, agradecidos por la falta del bullicio propia de la etapa estival.
El mar es inmenso, y, sin embargo, parece crecer aún más en cada ola que llega a la arena, azotada sin descanso y tan imperturbable como siempre.
Las pisadas vienen y van, se borran por este oleaje incesante, a veces violenta a veces caricia...
Cierro los ojos y escucho.
La naturaleza es sabia y este sonido me transporta y me lleva a pensar en el pasado, presente y futuro y lo hace uno, un todo...una secuencia lineal que hace que hoy esté aquí.
Gracias.
