Aniversarios, momentos del año que más que nunca te hacen
revivir situaciones. Momentos bonitos, momentos especiales, momentos inolvidables
y también situaciones que no querrías volver a revivir. Pero llegan, la fecha
está aquí…esperándote, sabes perfectamente que llegará, incluso celebras su
llegada, porque el momento estuvo, lo viviste y ya sea bueno o malo saliste de
él, y fue una experiencia que te enseñó algo.
La llegada trae unas consecuencias. Traen consigo unas
sonrisas, unas lágrimas, unas reuniones, unas palabras. Pensamientos de alcoba,
solitarios, irrepetibles. Los vuelves a revivir sin perder detalle, como si lo
vivieras como la primera vez.
Hay circunstancias, que aunque las celebres, no vienen con
recuerdos del todo hermosos, vienen con algo de dolor, con pérdida. No hace
falta que sea la pérdida de una persona, simplemente es la desaparición de una
parte de ti que se fue unida a ese momento. Y tampoco lo llamaría pérdida,
porque, naturalmente se fue una parte de ti, pero fue reemplazada por otra… (ya
si es mejor o peor lo dejo al gusto del consumidor).
Vamos cambiando a base de vivencias, no es un cambio rotundo, ya que esa parte nunca desaparece del todo, pero la obvias. La dejas guardada en el trastero, porque sabes que en alguna ocasión la necesitarás, como la ropa vieja (esa que pasa de moda, pero que tanto te gustó).
Yo no lo sabía, pero lo peor de los aniversarios (sobre todo
de situaciones no del todo positivas-digo “no del todo” porque soy de las que
piensa que toda situación deja dos partes, positiva y negativa, aunque una de
ellas sea más fuerte que la otra-),es que, justo cuando se aproximen, vuelvan a
suceder…es un shock tremendo.
La primera vez que interaccionas en una situación de éstas,
al no estar preparada, al vivirlo deprisa y no saber a lo que te enfrentas, lo
haces un tanto atontada, pero con fuerza, con orgullo (diría yo). Pero la
segunda vez… La segunda vez, sabes todos los pros y contras, sabes a lo que te
enfrentas, y sabes que, no estás preparada (nunca lo estás). Pero ahí está
desafiándote, y diciéndote que realmente está aquí, que da igual si estás “cagada”
o no, que lo tienes que sobrellevar, que tienes que tener esperanza (maldita
palabra) y fuerzas para revivirla…
Y así ha venido este aniversario para mí. Un aniversario que
cambió con una frase, con un movimiento de boca…que no se me olvidará, que
espero poder recordarla muchos otros años, porque querrá decir que salió
bien.
Aquí estoy, esperándote… no tardarás en llegar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario